miércoles, 11 de abril de 2012

estancia en el Titanic: 11 de abril


Me desperezo en mi cama y me levanto temprano. Saco una pluma estilográfica y mis escritos. Los contemplo durante un rato, releyendo las últimas líneas y me decido a continuar escribiendo. Se trata de un nuevo relato, aunque podría convertirlo en novela, titulado "la bella detective". Se me han ocurrido un par de ideas fantásticas para la historia basadas en algunas de mis aventuras con cierta persona. Por supuesto que Erika no sabe nada de todo esto. Espero poder darle una sorpresa tras la publicación. Estoy sumido en mis pensamientos y de pronto notó un dedo en la espalda y alguien me grita en el oído.

- ¡¡Bang!!

Doy un salto en la silla y escondo a toda prisa mis útiles de escritor.

- Ahora estamos en paz.

Obviamente se trata de Erika, vengandose del pequeño susto que le di ayer. Nos vestimos para ir a desayunar y acordamos ir luego a popa para ver Queenstown desde allí antes de que el Titanic zarpe por última vez. Una vez hemos desayunado nos dirigimos hasta dicho lugar.

- No está mal pero Inglaterra es mucho más bonita. Dice

- ¿No será porque vivimos allí?

- Claro que no, es que es verdad. Parece un poco molesta porque le lleve la contraria.

No nos estamos mucho tiempo más, ya que como acordamos ayer, queremos explorar el transatlántico. Volvemos a entrar y mientras caminamos por los pasillos me percato de la variedad cultural que hay en el barco. No solo veo ingleses, franceses e irlandeses, también hay afroamericanos e hindúes, así como chinos y asiáticos. Cuando estamos en la cubierta D Erika aprovecha para ir al baño. Quedo con ella en encontrarnos en la sal de recepción, al bajar la escalinata. Cuando llego me siento en uno de los sillones de mimbre y me doy cuenta de que hay alguien. Para matar el tiempo empiezo a hablar con él y me entero de que su nombre es Mr. Sebastiano del Carlo, italiano, y que se dirige a California con su mujer, la señorita Argene del Carlo. La conversación va derivando a otros temas y llegamos a uno que me apasiona y parece que a él también. El cine. Así pues le explicó que mi gusto por las películas comenzó cuando mis padres me llevaron a ver por primera vez "Alicia en el país de las maravillas", en 1903. También hablamos de los avances en la industria, por ejemplo le comento sobre el uso del color en "With Our King and Queen Through India", documental que pese a ser largo y carecer de interés argumental aporta algo nuevo.

- ¿En serio? Nunca he visto una película a color. No soy capaz de imaginarlo. Sin embargo de Edison he visto muchas. Me gusta especialmente "Frankenstein. Reconoce Sebastiano. Me pareció cargada de mucha fuerza.

- Esa no la he visto. A mí me gustan más las de Georges Mèlies. Hace poco se estrenó la última que ha rodado "À la conquete du Pôle". Mi parte favorita es en la que aparece el gigante, claro. Aunque mi film predilecto de Mèlies es "Viaje a la Luna". ¿Sabes esos cortos animados que acompañan a las películas? En esta última de Mèlies pasaron uno titulado "How a mosquito operates", en el que un mosquito...

- Ejem, ¿me devuelve a mi marido?

- Francis, ¿Podemos seguir explorando o te vas a quedar hablando hasta que anochezca?

Sebastiano y yo nos hemos enfrascado tanto en la conversación que no nos hemos enterado de cuando han llegado las chicas, que al parecer han esperado varios minutos. Nos despedimos de la pareja prometiendo volvernos a ver. Tal vez en la galería de pasajeros de segunda clase. Pasamos a la sala adjunta, el comedor de primera clase, cuya decoración es realmente asombrosa, con paneles blancos, muebles de caoba... Allí distingo a John Jacob Ashtor IV, que según tengo entendido es el hombre más rico del barco. Justo cuando salimos de allí una niña de unos ocho años se choca contra mí.

- Uf, lo siento. Me dice la pequeña, tan ensimismada en su juego que no me vio a tiempo para apartarse.

La ayudo a leventarse.

- Soy Lottie ¿y tú?

- Soy Francis y esta de aquí es Erika.

- ¿Cómo que ésta de aquí? Se molesta mi acompañante.

- ¿Estáis casados?

- ¿Eh? ¡no!

- ¿novios?

La madre que trajo a la niña.

- Que no, que no, que no.

Antes de que la niña siga sacándole los colores a Erika aparece una mujer.

- ¡Marjorie! ¡no vuelvas a salir corriendo! Vaya sitios raros escoges para jugar.

Al reparar en nosotros empieza a disculparse.

- Disculpad si mi hija os ha molestado.

- No, no se preocupe. Si es un encanto ¿Verdad?

Erika tiene la cabeza gacha, todavía sonrojada, y no dice nada.

- Bueno, di adios Marjorie. Al final vas a hacer que tu padre se preocupe.

Tras esto continuamos andando. Pasamos por la enfermería, que parece muy completa, aunque esperamos no tener que necesitarla. Luego nos entra hambre, así que nos metemos por uno de los pasillos y llegamos hasta nuestro comedor. Una vez hemos almorzado retomamos nuestra actividad y seguimos paseando por las diferentes estancias. Entre ellas vemos una pista de squash. Finalmente encontramos una gran biblioteca. Allí nos quedamos durante un largo rato mirando los títulos. Sin embargo no soy amigo de empezar un libro cuando no he acabado el que estoy leyendo, así que dejaré "la guerra de los mundos" para más tarde. Erika parece más interesada en libros técnicos que en las novelas pero por mí bien mientras se divierta. Al cabo de un rato me acuerdo de haberle escuchado a alguien que hay una piscina en el barco. Eso es algo excepcional así que decidimos ir a nadar un rato. Vamos entonces a la cubierta F. Por desgracia encontramos allí a un miembro del personal que sigue demasiado al pie de la letra las instrucciones.

- Solo pueden entrar pasajeros de primer clase.

- Oh, venga, ¿Qué más da? Le digo.

- Si querían piscina haber pagado por primera.

- Déjalo. Me dice Erika mientras tira de mí.

Pasamos por otros sitios hasta llegar a los baños turcos, que también son novedad. Sin embargo se repite la escena. Solo está permitido su uso para los de primera clase.

- Bah, pues me construiré mi propia piscina. Dice Erika sin siquiera inmutirse.

Me imagino al pobre de Wilfred cavando un agujero en el jardín con una pala.

- Bueno, si te parece mal entonces puedes coger otra pala y ayudarlo.

¿Sabes qué? Siempre he pensado que Wilfred es un tipo com mucha capacidad física. Mientras hablamos nos dirigimos de nuevo al comedor. Entre tanto paseo ya casi es la hora de cenar. Comemos mientras hablamos animadamente. Realmente nos lo estamos pasando bien. Creo que fue buena idea comprar unos pasajes. Erika parece estar relajada y en cuanto a mí hacía tiempo que necesitaba tomarme un respiro. Terminamos de comer y luego regresamos a nuestra habitación. Nos ponemos los pijamas, nos damos las buenas noches y nos acostamos. Sí, sin duda fue buena idea.

No hay comentarios: