Me desperezo en mi cama y me levanto temprano. Saco
una pluma estilográfica y mis escritos. Los contemplo durante un
rato, releyendo las últimas líneas y me decido a continuar
escribiendo. Se trata de un nuevo relato, aunque podría convertirlo
en novela, titulado "la bella detective". Se me han
ocurrido un par de ideas fantásticas para la historia basadas en
algunas de mis aventuras con cierta persona. Por supuesto que Erika
no sabe nada de todo esto. Espero poder darle una sorpresa tras la
publicación. Estoy sumido en mis pensamientos y de pronto notó un
dedo en la espalda y alguien me grita en el oído.
- ¡¡Bang!!
Doy un salto en la silla y escondo a toda prisa mis
útiles de escritor.
- Ahora estamos en paz.
Obviamente se trata de Erika, vengandose del pequeño
susto que le di ayer. Nos vestimos para ir a desayunar y acordamos ir
luego a popa para ver Queenstown desde allí antes de que el Titanic
zarpe por última vez. Una vez hemos desayunado nos dirigimos hasta dicho lugar.
- No está mal pero Inglaterra es mucho más bonita.
Dice
- ¿No será porque vivimos allí?
- Claro que no, es que es verdad. Parece un poco
molesta porque le lleve la contraria.
No nos estamos mucho tiempo más, ya que como
acordamos ayer, queremos explorar el transatlántico. Volvemos a
entrar y mientras caminamos por los pasillos me percato de la
variedad cultural que hay en el barco. No solo veo ingleses,
franceses e irlandeses, también hay afroamericanos e hindúes, así
como chinos y asiáticos. Cuando estamos en la cubierta D Erika
aprovecha para ir al baño. Quedo con ella en encontrarnos en la sal
de recepción, al bajar la escalinata. Cuando llego me siento en uno
de los sillones de mimbre y me doy cuenta de que hay alguien. Para
matar el tiempo empiezo a hablar con él y me entero de que su nombre
es Mr. Sebastiano del Carlo, italiano, y que se dirige a California
con su mujer, la señorita Argene del Carlo. La conversación va
derivando a otros temas y llegamos a uno que me apasiona y parece que
a él también. El cine. Así pues le explicó que mi gusto por las
películas comenzó cuando mis padres me llevaron a ver por primera
vez "Alicia en el país de las maravillas", en 1903.
También hablamos de los avances en la industria, por ejemplo le
comento sobre el uso del color en "With
Our King and Queen Through India", documental que pese a ser
largo y carecer de interés argumental aporta algo nuevo.
- ¿En
serio? Nunca he visto una película a color. No soy capaz de
imaginarlo. Sin embargo de Edison he visto muchas. Me gusta
especialmente "Frankenstein. Reconoce Sebastiano. Me pareció
cargada de mucha fuerza.
- Esa
no la he visto. A mí me gustan más las de Georges Mèlies. Hace
poco se estrenó la última que ha rodado "À la conquete du
Pôle". Mi parte favorita es en la que aparece el gigante,
claro. Aunque mi film predilecto de Mèlies es "Viaje a la
Luna". ¿Sabes esos cortos animados que acompañan a las
películas? En esta última de Mèlies pasaron uno titulado "How
a mosquito operates", en el que un mosquito...
-
Ejem, ¿me devuelve a mi marido?
-
Francis, ¿Podemos seguir explorando o te vas a quedar hablando hasta
que anochezca?
Sebastiano
y yo nos hemos enfrascado tanto en la conversación que no nos hemos
enterado de cuando han llegado las chicas, que al parecer han
esperado varios minutos. Nos despedimos de la pareja prometiendo
volvernos a ver. Tal vez en la galería de pasajeros de segunda
clase. Pasamos a la sala adjunta, el comedor de primera clase, cuya
decoración es realmente asombrosa, con paneles blancos, muebles de
caoba... Allí distingo a John Jacob Ashtor IV, que según tengo
entendido es el hombre más rico del barco. Justo cuando salimos de
allí una niña de unos ocho años se choca contra mí.
- Uf,
lo siento. Me dice la pequeña, tan ensimismada en su juego que no me
vio a tiempo para apartarse.
La
ayudo a leventarse.
- Soy
Lottie ¿y tú?
- Soy
Francis y esta de aquí es Erika.
-
¿Cómo que ésta de aquí? Se molesta mi acompañante.
-
¿Estáis casados?
-
¿Eh? ¡no!
-
¿novios?
La
madre que trajo a la niña.
- Que
no, que no, que no.
Antes
de que la niña siga sacándole los colores a Erika aparece una
mujer.
-
¡Marjorie! ¡no vuelvas a salir corriendo! Vaya sitios raros escoges
para jugar.
Al
reparar en nosotros empieza a disculparse.
-
Disculpad si mi hija os ha molestado.
- No,
no se preocupe. Si es un encanto ¿Verdad?
Erika
tiene la cabeza gacha, todavía sonrojada, y no dice nada.
-
Bueno, di adios Marjorie. Al final vas a hacer que tu padre se
preocupe.
Tras
esto continuamos andando. Pasamos por la enfermería, que parece muy
completa, aunque esperamos no tener que necesitarla. Luego nos entra
hambre, así que nos metemos por uno de los pasillos y llegamos hasta
nuestro comedor. Una vez hemos almorzado retomamos nuestra actividad
y seguimos paseando por las diferentes estancias. Entre ellas vemos
una pista de squash. Finalmente encontramos una gran biblioteca. Allí
nos quedamos durante un largo rato mirando los títulos. Sin embargo
no soy amigo de empezar un libro cuando no he acabado el que estoy
leyendo, así que dejaré "la guerra de los mundos" para
más tarde. Erika parece más interesada en libros técnicos que en
las novelas pero por mí bien mientras se divierta. Al cabo de un
rato me acuerdo de haberle escuchado a alguien que hay una piscina en
el barco. Eso es algo excepcional así que decidimos ir a
nadar un rato. Vamos entonces a la cubierta F. Por desgracia
encontramos allí a un miembro del personal que sigue demasiado al
pie de la letra las instrucciones.
-
Solo pueden entrar pasajeros de primer clase.
- Oh,
venga, ¿Qué más da? Le digo.
- Si
querían piscina haber pagado por primera.
-
Déjalo. Me dice Erika mientras tira de mí.
Pasamos
por otros sitios hasta llegar a los baños turcos, que también son
novedad. Sin embargo se repite la escena. Solo está permitido su uso
para los de primera clase.
-
Bah, pues me construiré mi propia piscina. Dice Erika sin siquiera
inmutirse.
Me
imagino al pobre de Wilfred cavando un agujero en el jardín con una
pala.
-
Bueno, si te parece mal entonces puedes coger otra pala y ayudarlo.
¿Sabes
qué? Siempre he pensado que Wilfred es un tipo com mucha capacidad
física. Mientras hablamos nos dirigimos de nuevo al comedor. Entre
tanto paseo ya casi es la hora de cenar. Comemos mientras hablamos
animadamente. Realmente nos lo estamos pasando bien. Creo que fue
buena idea comprar unos pasajes. Erika parece estar relajada y en
cuanto a mí hacía tiempo que necesitaba tomarme un respiro.
Terminamos de comer y luego regresamos a nuestra habitación. Nos
ponemos los pijamas, nos damos las buenas noches y nos acostamos. Sí,
sin duda fue buena idea.
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